18 de julio de 2009

Astor Piazzolla "The Central Park Concert" (1987)

park
Tremendo disco en vivo del genio Astor. La formación no podría ser mejor: aparte de Astor, Pablo Ziegler en piano, Fernando Suarez Paz en violín, Horacio Malvicino en guitarra (ya había tocado con Astor en el Octeto Buenos Aires, y en otros quintetos) y Héctor Console en contrabajo.
Creo que esta fue una de las grandes encarnaciones del Quinteto, acaso la formación definitiva para ejecutar la música compuesta por Piazzolla.
Temas. Grandes clásicos: una enorme y conmovedora versión de "Verano Porteño"; "Lunfardo" te lleva aceleradamente a alguna esquina porteña de principios de S.XX. A continuación, dos grandes composiciones: "Milonga del Ángel" y su eterna melancolía porteña que te llega hasta el fondo del alma, y la "violenta" "Muerte del Ángel", de la que hay infinidad de versiones y variaciones, y en la que siempre queda demostrado que el ensamble y la química entre los músicos era simplemente perfecto, y donde siempre resulta sorprendente escuchar que tan intensa puede llegar a ser la música de Astor tocada en vivo.
¿Intensidad? Escuchá "La Camorra" y no vas a poder creer que esto sea "nuevo tango", porque está más cerca de tener esa actitud rockera que contagia todo lo que se le atraviesa. Después, y para calmarse un poco (y calmar a quien escucha), el Quinteto te ataca con la tristeza y la desolación de "Mumuki", y te vuelve a sorprender; para cuando entra el bandoneón de Astor a los 3'52, ya te falta el aire, y Suarez Paz te termina de dar la estocada final, para que mueras de tristeza con el hermoso sonido de su violín.
Y así, de a poco, me voy quedando sin palabras...pero antes aparece una de las mejores versiones de uno de los grandes clásicos de Astor, compuesto en honor a su padre (que acababa de morir), "Adios Nonino". Después de este tema, el disco podría terminar y no haría falta decir más nada. Porque lo que logra transmitirse gracias a la música en este caso, es algo difícil, y te lleva desde la tristeza por la muerte de un ser querido, hasta la alegría de despedir a esa persona que fue realmente amada, y que por lo que se deja escuchar, vivió intensamente ( o por lo menos así lo percibió su hijo), atravezado por esa eterna sensación de melancolía tan característica de las obras de Astor.
Bueno, a continuación, la oscuridad se hace presente en "Contrabajissimo" para ser dejada atrás en pos de ese frenesí llamado "Miquelángelo", otra demostración de intensidad y poder. El disco cierra con "Concierto para Quinteto", bajando las revoluciones y sumándole cierta experimentación, cosa que por otro lado Piazzolla siempre procuró, explorar y explotar hasta el límite tanto las sonoridades de los instrumentos como la pericia de los ejecutantes de los mismos. El resultado, está en este disco. Y Astor lo hizo de nuevo.

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