23 de enero de 2015

Triptykon "Melana Chasmata" (2014)

El 2014 se fue y nos dejó una serie de discos preciosos, ya sea que amemos lo extremo o lo más relajado.
En el primer caso tenemos un nuevo mazazo en los dientes de los herederos de Celtic Frost, logrando un nivel de opresión y oscuridad acaso superior a su debut del año 2010.
Arrancando con un martillazo en las bolas llamado "Tree of Suffocating souls", un thrash/death/ con espíritu black que inyecta adrenalina suficiente para un rinoceronte...pero que, sin aviso previo, baja las revoluciones y mete un doom más denso que el carajo ("Boleskine House"), con bajo gordísimo y unas violas increíbles, acaso la lectura floydeana de Thomas, alma mater de la banda, acompañado de las sugerentes y melancólicas voces de Simone Vollenweider, vieja conocida de la época de "Monotheist").
El disco se pasea por climas que van de lo extremo y cáustico a lo violento -y lento- del doom más opaco, sin dejar de sonar agresivo en ningún momento.
"Altar of deceit" es la combinación perfecta de oscuridad, black metal abrasivo y clima doom, resaltando la percusión que induce a un trance hipnótico que con -al parecer- poco, se te clava en la cabeza y hace que apretés los dientes, mientras el cuerpo se va moviendo solo como si estuvieses poseído por algún ente que extrae su vitalidad de la maldad del mundo...algo muy parecido a lo que hace Triptykon con su música.
El metal cabeza también parece decir presente con "Breathing", en donde las sutilezas de las tres composiciones dicen chau, y aparece un maníaco de 200 kilos con un bate repartiendo golpes para todos lados, y groove en cuentagotas, a modo de cura para los que añoran esa vertiente menos sutil, siendo este el tema más corto del disco.
"Aurorae" es no solo una de las gemas del disco, sino una de las mejores composiciones en la historia del grupo, con jugueteos entre las violas limpias, los riffs densos y lentos y unas voces torturadas y oscuras como solo Thomas sabe hacerlas, repletas de hijaputez y mala onda, y un sentimiento apocalíptico en las letras que pone los pelos de punta, feeling también presente en "Demon Pact", este último con unos toques industriales que lo tornan si es posible, más opresivo.
¿Hay lugar para el amor, aunque sea retorcido y perdido, entregado a la muerte? También hay lugar pa
Es esa sensación de desesperación, de estar siempre en el límite de la cordura lo que transmite este disco en cada una de sus composiciones, siendo imposible no pensar en ya un proyecto firme y constituído que releve y haga olvidar aquellos feos discos de Celtic Frost.
Para variar, Triptykon otra vez nos regala un arte de tapa digno, que será recordado por años, de las manos del artista ya fallecido H.R.Giger y su serie Mordor, que es casi la esencia visual del disco y la música.
Uno de los grandes discos que nos dejó el 2014.

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